sábado, 14 de marzo de 2009

DARK IS BACK

“Lo oscuro ha vuelto”. Una frase que define mejor que cualquier otra a las nuevas tendencias culturales. Ya dejamos atrás la época de los héroes, de los buenos modelos. Y hemos entrado de lleno en la era de los antihéroes. Egocéntricos, excéntricos, neuróticos, drogodependientes, colocados, escandalosos… Personas y personajes que poco tienen que ver con lo correcto y son amantes de lo perverso. Una atracción que de forma encubierta es la verdadera autora de las grandes obras de la historia del arte.

Y es que detrás del lado oscuro del ser humano se esconde una gran esencia. Una esencia de noche, de exceso, de diversión, de descontrol, de sexo, de lo prohibido, de rebeldía, de libertad, de irresponsabilidad, de no pensar y dejarte llevar por tus pasiones e instintos más primarios, por el placer. El lado oscuro tiene una de las esencias más auténticas que jamás conoceremos. Una esencia que, por miedo, escondemos en lo más recóndito de nuestro ser. El lado oscuro tiene una esencia que atrae. Pero es una esencia con la que hay que tener cuidado, porque engancha y una vez eres adicto, es muy difícil salir de ahí. Y, ¿sabes por qué? Porque no quieres dejarlo.

viernes, 13 de marzo de 2009

TÓPICOS

La contra- dicción. Algo presente en la esencia del ser humano y en todo lo que con éste tiene que ver. Algo aparentemen- te cierto, y solo aparentemente, porque en el fondo todo puede ser compatible. Seguro que alguna vez habéis escuchado que los tiempos cambian al mismo tiempo que alguien decía que la historia se repite. Aparentemente contradictorio, pero no por ello incierto. Más bien lo contrario.


Los tópicos surgen de la realidad. Pero más que una realidad son conceptos, ideas. A menudo, el ser humano construye imágenes representativas de esas ideas. Imágenes que surgen de nuestra imaginación y que transforman la realidad en ideal, en fantasía, de ahí su relación parcial con la realidad y la confusión entre historia y leyenda y mitos. Los tópicos suelen ser un matiz generalizado de un todo, pero nunca un todo. Puede que en el fondo, pequen de simples. Y es que nunca ha existido una mujer que tan solo sea toda pasión, ni un hombre que solo sea todo valor. Seguramente esa mujer tenga momentos en los que lo último que desee sea seducir a un hombre. E igual de probable es que ese hombre valiente, sienta miedo ante una mujer que lo puede poseer.


Pese a ello, no dejan de ser conceptos y, como todos los conceptos e ideas vinculados a lo humano, no caducan, son atemporales. Sobrevivirán al paso del tiempo. Evolucionarán, adquirirán nuevas formas, pero las ideas y conceptos que formaron su esencia, seguirán ahí, intactas a lo largo de los años. Es por eso que hoy podemos ver a la Carmen de Mérimée guardándose un teléfono móvil entre las faldas de su vestido de flamenca. O a bailarines de sardanas que visten una barretina con la misma gracia con que llevan unos calzoncillos Calvin Klein.


Los más progresistas puede que no sean íntimos amigos de los tópicos, dado que estos no dejan de ser estereotipos que encasillan y, en consecuencia, entorpecen la libre evolución de la humanidad, anclándonos a un pasado que parece irreal. Incluso muchos tachan de neardentales a los amantes de los tópicos y del folklore popular. Y puede que los tópicos no sean el elemento más práctico para evolucionar, pero son muy útiles para vivir. Y es que el ser humano necesita estereotipar su mundo, necesita creer que lo conoce, formular sus propias opiniones y crearse una imagen de éste para lograr así situarse en él. Y ¿qué es la cultura sino la representación y la creación de la realidad?

POSESIÓN



Posesión, conquis- ta, imposi- ción, expulsi- ón: migración. Conceptos que bien podrían aparecer en la portada de cualquier publicación de hoy. Conceptos de actualidad. Una actualidad que no es nueva. Las migraciones, voluntarias o forzadas, se daban en el siglo I, en el II, en el III y así hasta llegar al XXI. Tal vez, esa constancia en el tiempo sea el motivo por el que convivimos con ellas sin demasiado esfuerzo. Y es que hemos caído en la trampa que se esconde tras abrir los ojos: hemos visto esa cruda realidad y la hemos aceptado. Y se nos ha olvidado que los problemas deben solucionarse, no aceptarse.

Hemos olvidado el verdadero problema. Hemos dejado de cuestionarnos el por qué. Hemos aceptado y nos hemos convencido de argumentos sin fundamento. Tan absurdos como que la tierra donde hemos nacido nos pertenece. ¿Desde cuándo la tierra se puede poseer? ¿Qué persona puede considerarse tan absurdamente superior como para asegurar que es dueño de las fronteras?

Acepto las migraciones forzadas por motivos prácticos. Como intentar evitar la acumulación excesiva de población en un punto y la desertización de otro. Pero no acepto la no solución. Porque esa no es la solución. El problema no es la sobrepoblación, ni la desertización, el problema es que existen realidades tan desesperantes que te hacen huir para sobrevivir.

¿Cuándo nos hemos convertido en personas tan extremadamente prepotentes y simples como para creernos con el derecho de expulsar a otra persona de un lugar? ¿Cuándo ha empezado a correr por nuestras venas una sangre tan fría que nos permite mandar a personas a un destino desafortunado del que huyen?

Lo solucionamos expulsando, mandándolos lejos. Si nos preguntan qué opinamos sobre la expresión “ojos que no ven, corazón que no siente” seguro que pese a que nos suene a cierto, negamos seguir ese ejemplo porque es hipócrita. Pero la verdad, es que nos regimos por esa frase. Los mandamos lejos: si no los vemos, no pensamos en ellos. Ellos que suponen un problema. Ellos que van a lugares que hemos borrado de nuestra mente por lo tristes que son.

Cómo podemos creernos con el poder de jugar así con la vida de seres humanos y no creernos con la responsabilidad de dar una solución real a ese problema. Un problema que no son las migraciones, sino los hechos que motivan esas migraciones. Posiblemente no nos creemos responsables porque ni siquiera los tenemos en la cabeza, ni pensamos en ellos, ni los vemos. Y eso es así porque nosotros nos ocupamos de que sea así. Porque una de las asignaturas en las que el ser humano es aventajado es en cegarse, en mirar a otro lado.

¿Cómo podemos defender esa tierra que nos pertenece, que tanto amamos y no ser consecuentes con toda la fortuna que nos brinda? Una fortuna que nos señala, nos sienta en el banquillo de los acusados y nos juzga: culpables.